miércoles, noviembre 16, 2005

Confesión SEXTA

Seguiré el ejemplo de mi sacrosanta magre postiza Fermamba y actualizaré la cosa esta. Por un lado, he decidido dejar de escribir sobre mí tan seguido (mi ego ha alcanzado proporciones inmesurables), y en este post terminaré con el resumen amarillista que había comenzado cuando volví a actualizar el blog.

Total, tras vencer la tentación de informarle al talibán que visitaría su lugar de residencia, llegué a Ciudad Mutante (DF) un jueves por la mañana. Llegué una hora temprano, y pues... mis amigos todavía no estaban ahí para recogerme. Estuve una hora revisando el lugar paranoicamente, los miedos de mi madre habían hecho mella en mí, pues estaba toda alterada temiendo que en cualquier movimiento me robaran algo, miedo presente a pesar de que ese fue mi cuarto viaje a Ciudad Mutante. Mi madre puede tener mucha influencia en mí... y eso no es de mi agrado en lo más mínimo.

Bien, una hora después, llegaron por mí a la terminal lo que queda del TTP o sea, Joyce, Oscar, Omar y el Mum... digo, Alfonso. Saludos efusivos, una que otra mentada de madre porque llegaron tarde y casi entré en crisis y ya. Se repartieron mi equipaje y partimos rumbo al hotel barato en el que me quedé, y en el camino, me tocó estrenar el mentado Metrobús, que parece un acordeón gigante y... apestoso. Ahí, tuve mi primera experiencia chusca del viaje: como viajábamos con maletas y el metrobús iba hasta el señor queque, pues cuando intentamos subirnos todos... la mitad nos quedamos afuera. Así que Joyce y Alfonso tuvieron que esperarnos una estación más adelante porque fueron los afortunados en subirse a la fregadera del mal. El Omarsh, nano y yo llegamos después, carcajeándonos y burlándonos amargamente de nuestra desgracia. ¡Triste!

Después de nuestra aventura en el Pejebús, me llevaron a desayunar/almorzar al Vips que estaba cerca del hotel en el que me quedé... platicamos, nos burlamos de los presentes, nos burlamos de los no presentes (cierto talibán sigue presente en nuestras burlas, ¡y es toda mi culpa!), pagamos y huimos... pero como aún era muy temprano, nos quedamos platicando en el parquecillo enfrente del hotel, cosa que también decidieron ciertos teporochos que nos veían a Joyce y a mí con ciertas intenciones malignas (creo que era eso y la bolsita de papel que se pasaban entre ellos... bolsitas vemos, mañas no sabemos) y después de un rato mejor tomamos la opción de irnos a meter al hotel y averigüar si podíamos entrar de una vez.

Y así fue. Subimos maletas, revisamos el cuarto, platicamos un buen rato y luego huimos a... no recuerdo, creo que era la estación feliz del metro donde vendían muchos libros buenos, bonitos y baratos (¡maldita migraña, y yo con corto presupuesto!). Al mostro enanoso le regalé un libro que le debía desde... hacía mucho tiempo ya, a Joyce aún le debo el suyo, es que no lo he encontrado y... no obtuve libros para mí, aparte de los dos que me regalaron y con los cuales fui feliz (y que terminé en 1 semana... los dos). Me regresaron a mi hotel, huyeron y me quedé viendo tele un rato, para después tomar el teléfono y empezar a chismosear con quien se dejara. Fer, mi madre, se dejó, le marqué, me marcó y estuvimos platicando un buen rato. Luego hablé otro ratillo con Juan Pablo, y quedamos de vernos al día siguiente.

Platicamos un rato, luego me dejó cerca de donde iba a ver a mi magre Fermamba, y además, como bonus, me encontré con mi hermanita Ginn y un sujeto que apuesto terminó odiándome porque le tocó conocer mi dark side de la manera más notoria. Esto es, sarcasmo duro y tupido contra él pues acaparaba a mi madre que yo tenía meses de no ver. Ginn, por otro lado, pareció quedar horrorizada con mi flojísima lengua y mi extraña manera de comunicarme y actuar, sentimientos que fueron aplacados cuando la soborné con pastel. Ah, el buen pastel siempre funciona.

Cuando la Ginn se fue, llegó ahí con nosotros otro amigo al que también tenía tiempo de no ver. Para mi sorpresa, él y Fer se llevaron bastante bien y la plática fue muy amena, hasta que se nos hizo tarde y decidimos huir, para perdernos rumbo al hotel, ¡gracias! Pero todo salió bien, así que Fer y Héctor se dirigieron a sus respectivas casas mientras yo esperaba que Juan Pablo me hablara para ver si saldríamos esa noche con el resto de su "pack". ¡Pero no! Mi abuelo Rodrigo, Gus, Carlos, Sandy y mi amargoso no-marido no se aparecieron ese día. Aw.

El sábado ya lo tenía separado, desde temprano nos largaríamos a vagar, me debían comida china y un largo, largo día de rol. Y así fue. Fuimos a comer cantidades obscenas de arroz frito, regresamos al hotel, me obligaron a narrar y luego fue el turno de Oscar. Empezamos a jugar a las 10 de la noche y para las 4 de la mañana habíamos terminado, todos metidos en el cuarto de hotel tratando de hacer el menor ruido posible para que no nos sacaran a patadas. Para las 3, ya estábamos tan simples que 3 de cada 4 acciones eran "bloopers", y a pesar de que fui una Id feliz porque a mi personaje le tocó conocer en rol a papi Tremere pues... ya, el cansancio era mucho.

¡Al día siguiente, Mummu se fue como a las 7 de la mañana y ya no pude dormir u_u! Luego Omar, luego Joyce y Enano y me quedé solita acomodando mis chunches. Ese día vi a mi amargoso no-marido y me divertí más de lo que esperaba, debo aceptar... a pesar de la imagen mental de Manuel moquiento, fue muy entretenido.

Para finalizar, sólo quiero enfatizar la importancia de este post. No es enaltecer mi viaje ni mucho menos, sino destacar lo que vale tener amigos. Digo, fuera de ñoñerías cursis y demás, los que me conocen saben que mi año ha estado de la fregada y poder darme una escapada a un lugar en donde me siento querida es un gran alivio, y además un gran incentivo para continuar con lo que sea que estoy haciendo.

Esas salidas al DF o en su momento a Xalapa son más que una oportunidad para escapar de mi casa, la oportunidad para estar con gente diferente a la que me rodea y que a veces me saca de mis casillas. Y es también una oportunidad de sentirme importante al ver que la gente a la que quiero ver y con la que quiero estar quiere verme y estar conmigo también. Pero más que todo, es una oportunidad para compartir algo más con la gente que quiero y que desafortunadamente no está cerca de mí. Y eso, mis queridos lectores, no tiene precio.

Id.

PS: Fer, Joyce, Ginn, Oscar, Héctor, Omar, Alfonso, Juan Pablo y Manuel: muchas gracias. Por todo. A pesar de la distancia y de mi actitud huraña y apática en ocasiones, los quiero más de lo que creen.

PS2: No puedo esperar ver si me dan ese trabajo o no, para poder pasar un poco más de tiempo por allá, con ustedes.

PS3: Ric, no te vayas a ofender por no agradecerte en el punto anterior, a ti también te quiero *kisses*

PS4: Y eso de la gripe... ¡AMARGOSO TIENE LA CULPA! Se le antojó mi café al ingrato y gracias a él fui a la entrevista de trabajo moqueando terriblemente... ¡QUÉMENLO!