Confesión Novena o de cómo estamos jodidos por 6 años más. Tal vez.

A pesar de lo que dice el título de esta entrada, este no es un escrito fatalista de esos que abundan en la red, y tampoco les voy a decir que si gana el Peje todos nos vamos a moyiiiiir, ni nada por el estilo. Simplemente es el análisis de una simple jovenzuela preocupada acerca del futuro del país y por demás alegre de haber visto cómo las elecciones se convirtieron en, como citan en muchos medios, una festividad cívica pese a los pronósticos que auguraban un porcentaje de abstencionismo aterrador.

Desde que tengo memoria política (o sea, desde que comenzó a interesarme este desgarriate... por ahí de los 12 años) no recuerdo haber visto un suceso como el del domingo 2 de julio. Ni siquiera cuando don Chente Fots (si él cambia apellidos, ¿por qué yo no puedo cambiar el suyo?) ganó la Presidencia, y eso que esas elecciones también fueron históricas. Que la gente hiciera fila por horas para poder votar, es algo a lo que no estábamos acostumbrados.

Y sobre todo, que la mayor parte de nosotros (al menos de la gente que yo escuchaba en la calle, en los camiones, de los taxistas con los que platicaba), desde la persona más humilde, estuvieran interesados (y enterados) acerca de los sucesos políticos en el país, de las propuestas y características de cada candidato (o de los más importantes, al menos) y, sobre todo, del más reciente chiste y/o declaración que se dio es simplemente sin precedentes.

Por mi parte, el sábado anterior a las elecciones tuve una de las reuniones más productivas con amigos que conozco de hace años (haciendo cuentas, vamos para 8 ya). Y lo digo porque, en mucho tiempo, es de las primeras discusiones serias (bueno, el sarcasmo sigue siendo mi sello) sobre algún asunto público que tenemos. Y ojo, no estoy diciendo que mis amigos sean tontos ni mucho menos (mis respetos, cariño y besos para todos, que luego me reclaman que no los saludo por acá), si no porque las reuniones con ellos siempre eran de ji ji ji, ja ja ja, vamos a jugar rol, o vamos a comer, o a fulanito le pasó algo y pues entrábamos en modo de consolación (o el de "tú dime a quién madreo").

Fue una plática sobre política, propuestas y anécdotas referentes a lo mismo. Llegamos a la conclusión de que uno de los factores más interesantes e influyentes en que la gente estuviera tan bien enterada es que estos 6 años han sido, políticamente hablando, los más divertidos. Entre los cambios de nombre de Fox, sus frases célebres y las de su gabinete - quien olvida el sospechosismo de Creel -, de las pedradas entre los candidatos - nuevamente, por citar algunas, esa de la chachalaca de AMLO, la de Felipe acusando de nopal a Madrazo y demás -. Obviamente, somos un pueblo alburero y burlista por excelencia y, por la misma razón, nos llama más la atención un político que tenga sus resbalones y sus "quirks" (aka, frases típicas cómicas o comportamientos), que un político serio que da flojera de solo verlo.

Aceptémoslo. Nos gusta el circo. Y estos 6 años el circo estuvo de 5, 6, 7 pistas. Siempre teníamos alguien de quien burlarnos, o a quien criticar, o de plano decir: "ah, que pen**jo está ese wey (güey, para los propios)". Y eso influye muchísimo porque la gente se interesa más por lo que, a fin de cuentas, propone el tipo que habla con la j, o el otro que se ve acá bien ñoño, o el que comienza a hablar igual que su parodia de "El Privilegio de Mandar" (¡jajaja, eso es cierto!), o por lo que dice la valiente que se lanzó a la Presidencia, o el otro señor que antes daba manotazos en el Congreso (antes de salirse del PRI). Vaya, nos dieron por nuestro lado (sin albur).

Y todo eso derivó en un electorado informado, y convencido de las propuestas del candidato (ojo, candidato y no Partido, ahí ya llevamos una ventaja grandísima) por el que quiso votar. Influyó más la información porque la gente decidió no votar por el de siempre porque no hay de otra, o no votar porque todos se le hacían rateros, o simplemente votar por el de enfrente "a ver si tumban al PRI". En esta ocasión, el mexicano votó por quien le ofrecía más, por el que creyó que le haría bien a él mismo como persona y al País como un todo.

Para muestra de la pluralidad está el final acá todo novelesco de la votación. 1 puntito porcentual de diferencia entre el chachalaco mayor y el clon de Milhouse. Y aunque Madrazo (su puro apellido es ya un apodo per se) haya quedado fuera, aún así los porcentajes estuvieron bien divididos entre los 3. Otra cosa buena: el Partido Nueva Alianza (el PANAL... juar juar) logró su registro, así como el Alternativa de doña Patricia Mercado (que ella solita puede, ¡caray!). ¿Por qué buena? Más pluralidad, más de donde elegir. Pero sobre todo, esperemos que los que no ganaron chequen con lupa al que gane, digo. De eso se trata, de cuidarnos entre todos.

Pero más importante, sin importar quien gane, nos toca apoyarlo. ¿Por qué? Pues porque a fin de cuentas el pobre wey se las va a ver negrísimas al haber ganado por tan poquito, al tener el Congreso en contra y por si fuera poco, al tener una imagen pública tan chistosa. Uno porque habla curioso y el otro porque es el nerd nacional. Vamos. Al menos tendremos 6 años de lo más divertidos. Espero.

Id

PS: Saludos a toda la raza del DF, groupies del Peje (juar juar xD)
PS2: Comenten o de jodido pongan un gritito... este post se presta para eso y además... nadie visita mi blog u_u
PS3: Saludos especiales a mi lector accidental, Ritsuka, que me orilló a actualizar xD
PS4: Ya tenía un buen sin poner nada aquí... ¡duh!
PS5: Y por petición especial; No, Enano, no te quiero ¬¬